“Os
ruego pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis
todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis
perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer” (1Co. 1:10)
Cuando
Pablo nos escribe estas palabras, note que antes de empezar esta epístola lleva
el título de “¿Está dividido Cristo?” miren que profunda está pregunta!!!
Pasamos casi toda nuestra vida haciendo división entre nosotros mismos, ya sea
por la raza o condición social, en lo natural, o también por las diferentes
creencias y parámetros que nos ponen las diversas religiones. Pero la real
verdad es que Pablo tiene razón cuando
nos dice que Cristo solo hay uno, Él no está dividido en diversos personajes,
ni en los ministros, ni en los pastores, porque ellos solo reflejan la gloria
de Dios, más Cristo solo hubo y habrá uno, el único e incomparable.
Lamentablemente
en el cristianismo estamos muy acostumbrados a hacer divisiones entre nosotros
mismos, y eso pasa en los diversos ministerios que se dan en la iglesia, entre
las mismas personas haciendo distinción entre otras por su cargo o ministerio,
su rango de “jerarquía” y pongo comillas porque en Cristo todos somos iguales,
sin acepción, Jesucristo no vino a morir
solo por unos cuantos, Él murió por todos en aquella cruz, vino por aquellos
que trataban de ser justos y por los pecadores, la misma sangre se derramó para
todos, “No hagáis distinción de persona”
(Dt. 1:17)
Sabemos
que cuando Jesucristo les dio la promesa a sus discípulos de que se derramaría
su Espíritu Santo sobre ellos nos dice que ellos “estaban todos unánimes juntos y entonces fueron llenos del Espíritu
Santo” (Hch. 2:1, 4) pero ¿qué es unánimes? Pues la misma palabra nos lo
dice, un mismo ánimo, un mismo sentir; ellos estaba todos juntos buscando una
sola cosa… El derramamiento del Espíritu Santo, esa era su fuerza, aquellos que
los motivaba en toda oración y ruego, la promesa dada por el mismo
Jesucristo!!!
¿Y
cuál es nuestro motivo ahora? Muchos tienen cegado el entendimiento viendo el
evangelio solo en ámbitos naturales, pensando en crecer materialmente más que
en lo espiritual y emocional, Dios nos prometió los tesoros de los cielos pero
primero nos dijo que busquemos su Reino (Mat. 6:33), ¿cuál Reino?, el Reino de
los Cielos y eso no se puede ver con ojos naturales, sino en ámbitos sobre
naturales, ojos espirituales, y eso comienza desde tu interior, solo así se
exteriorizará.
Lo
cierto es que ahora la mayoría de los ministros y personas en la iglesia se
preocupa más por el cargo, por los títulos, por lo material, por criticar de
otros que por lo que realmente importa… buscar a Jesucristo!!! es común ver y
escuchar críticas sobre otras personas, se ven las divisiones que se hace entre
ellos, los grupos que se crean, cada uno creyendo sus propias razones, cada uno
andando bajo su propio criterio, cada uno dañando al otro.
Y
ahora pregunto… ¿realmente creen que eso agrada a Dios?, ¿eso es lo que quería
para nosotros? ¿Doctrinas de hombres, murmuración o grupos divididos? La
respuesta es más que obvia.. NO! Jesucristo no vino a morir por nosotros a
cambio de esto, Él nos pide “estar firmes
en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio” (Fil. 1:27)
¿se imaginan una generación de cristianos combatiendo todos por la fe en un
mismo sentir? Sin duda no perderíamos ninguna batalla porque al estar todos en
un mismo sentir escucharíamos mejor la voz de Cristo!!
“Completad mi gozo,
sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa,
no hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando
cada uno a los demás como superiores a él mismo” (Fil. 2:2-3) este versículo resume mejor la idea
de lo hablado anteriormente, todos debemos unirnos en un mismo sentir, buscando
una misma cosa, buscando solo a Dios, no haciendo comparaciones vanas, no
enorgulleciéndonos ni menospreciando a otros, sino todos unidos como una
familia, un mismo cuerpo, en búsqueda de Jesucristo, queriendo obtener los
frutos del Espíritu Santo, buscando reflejar la Gloria de Dios en nuestras
vidas, viviendo en integridad y santificándonos cada día.
Nuestra
esperanza es Él, nuestro reinado está en Él y todo reino se hace más fuerte
cuando todos están unidos, debemos dejar nuestros paradigmas, debemos dejar de
hacer división entre nosotros mismos, porque ¿qué diferencia hay entre el mundo
y los hijos de Dios entonces? Hagamos la diferencia, que se sienta el cambio,
hagamos lo que el mismo Jesucristo quiso que hiciéramos, Él no quiere una casa
dividida sino unida porque “todo reino
dividido contra sí mismo, es asolado, y una casa dividida contra sí misma, cae”
(Lc. 11:17) comencemos haciendo la diferencia en nosotros mismos y esto
hará la diferencia en el resto, no dejemos que nuestra casa caiga, no nos
dejemos vencer!!
Ely C.U