“Pero yo en integridad
andaré;
redímeme, y ten piedad de mí”. (Sal. 26:11)
¿Qué se nos viene a la mente al leer estas palabra?,
¿qué es integridad?
Pues el significado de esta palabra está referido a una
persona recta, honrada, intachable en actitudes y conductas. Por lo tanto una persona de
pensamientos íntegros debe ser una persona de pensamientos rectos, honrados e
intachables, de buena conducta y valores.
Ahora, sabemos que Dios busca a personas íntegras, la
clave de la integridad son los PENSAMIENTOS y los pensamientos se encuentran en
el corazón, la palabra de Dios dice en Marcos 7:21-23 “Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen
los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los
hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la
maledicencia, la soberbia, la insensatez. Todas estas maldades de dentro salen,
y contaminan al hombre”.
Entonces se podría decir que nuestros
pensamientos son una parte muy fuerte de nosotros, aún si nos dijeran que
cerrásemos los ojos e imagináramos una imagen la podríamos ver sin necesidad de
abrir los ojos, porque la vemos en nuestra mente. Nuestros pensamientos nos
permiten ver las cosas que no son como si fuesen, desarrollando así nuestra
imaginación, y eso no es malo, lo malo está cuando esos pensamientos los
evocamos para imaginar cosas que no debemos, cosas negativas, entonces las
imágenes que veremos y lo que pensaremos ya no será recto y puro, es ahí donde
radica nuestro más grande problema. Por eso es que Dios nos manda en Proverbios
4:23 a que “sobre toda cosas guardada,
guardemos nuestro corazón” porque sabía que ahí estaba nuestro más grande
tesoro y de acuerdo a los pensamientos que salgan de ahí está nuestra bendición
y maldición y lo que está en nuestro interior es lo que reflejaremos al mundo “El hombre bueno, del buen tesoro de su
corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo
malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca”. (Lc. 6:45)
Muchas veces nosotros nos decimos
“cristianos” pero el ejemplo que damos, lo que hablamos, nuestro comportamiento
deja mucho que desear. Esto también tiene mucho que ver con el tiempo que
dedicamos a algunas cosas, a veces nos dejamos llevar por las falsedades que
nos presenta el mundo y entonces dedicamos nuestros pensamientos conforme a lo
que estamos percibiendo. El pensamiento que más redundó durante tu día, es el
pensamiento que más abundó en tu corazón, ej. Cuando vamos a dar un examen,
estamos piensa, y piensa en que no queremos reprobar y queremos saber nuestra
calificación.
De qué estamos hechos?? Nosotros
estamos conformados por cuerpo, alma y espíritu. Sabemos que nuestro cuerpo es
solo un traje o vestimenta terrenal, nuestro espíritu es el aliento de vida, el
soplo de Dios para que nuestro cuerpo deje de ser un ser inerte y tenga vida,
pero ¿qué es y que hay en nuestra alma?. Nefesh en el Antiguo Testamento y psujé en el Nuevo
Testamento con 775 y 100 apariciones respectivamente en la biblia significan
alma, éstas son traducidas como “vida” o “aliento” porque sabemos que el alma no es un ente
separado del cuerpo o que esté dentro del cuerpo, el alma es en realidad la
unión del cuerpo y el aliento de vida o espíritu.
En el alma radican nuestras emociones
(sentimientos), nuestra voluntad y nuestra mente, en ésta están incluidos
nuestros pensamientos y estos a su vez en nuestra alma, es decir que nuestros
pensamientos están ligados a nuestra voluntad y emociones, el espíritu es la parte que
adoptamos de la naturaleza de Dios, entonces el alma al ser una unidad con
nuestro espíritu debe llegar a ser renovada de tal forma que vayan juntos al
mismo nivel, un alma (una mente) que piensa como el mundo y no como
Dios, impide que gocemos a plenitud nuestra vida espiritual, ya que nuestra alma (voluntad) determina
nuestras acciones (conducta).
En Romanos
12:2, se nos dice: “Transformaos
por medio de la renovación de vuestro entendimiento”. Entendimiento= a mente y mente= a pensamientos, entonces cuando
renovamos, cambiamos nuestra mente, dejamos atrás todo pensamiento del mundo,
pensamientos vanos (Sal. 94:11) y comenzamos a tener pensamientos íntegros.
Cuando David le dijo a Jehová que lo
juzgara, le dijo que en integridad había andado (Sal. 26:1) me impacta mucho lo
que David le dice en el Salmos 26:2 “Escudríñame, oh Jehová, y pruébame; Examina mis íntimos
pensamientos y mi corazón”. David tenía esa
confianza con Dios para pedirle que lo examinara, que lo juzgara a pesar de los
errores que pudo cometer en su pasado cada día era una renovación constante,
llegó a tal punto de pedirle a Dios que lo probara y examinara sus más íntimos
pensamientos y su corazón, porque sabia que en su corazón estaba su alma y que
andaba en integridad, es decir llegó a tener pensamientos íntegros.
Una
de las recompensas que tener pensamientos íntegros trae está en Isaías 26:3 “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo
pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado”. Cuando tienes
pensamientos íntegros (en Cristo) éstos traen paz a tu vida, la paz para tu
vida es algo muy hermoso que Dios nos da, vivir una vida de paz te da plenitud
y gozo.
No
es fácil deshacerse del “hombre viejo” y
sé (por experiencia) que renovar tu mente cuesta, pero tampoco es imposible!!,
si obedecemos a Dios podremos saber qué camino tomar, que pasos seguir para
comenzar a tener pensamientos puro e íntegros. Ten en cuenta que una mente en
integridad se acerca más a la mente de Cristo, no pongamos excusas para no
evitar aquellos pensamientos indebidos que puedan venir, tenemos las armas que
Dios nos a dado, comencemos entonces a declarar que en un hij@ de Dios no puede
haber pensamientos impuros, echemos fuera toda acechanza del enemigo,
diferenciémonos del mundo y comencemos a tener una vida en integridad.
Ely C.U